Desde que paso la maratón de Buenos Aires tengo ganas de expresar algunas sensaciones en palabras escritas, pero aunque a veces las ideas están no siempre es fácil transformarlas en letras y darles algún sentido. Me gustaría poder explicar muchas cosas que transcurrieron dentro de mí, pero a falta de esa virtud haré lo posible para que algo de lo que escriba se entienda.
Ya transcurridos 2 meses y algunos días más de los 42k de Buenos Aires y a un año de haber empezado a correr en un Running Team creo que es el momento de decir. Desde aquel día donde hice mi primer entrenamiento en el Team no tuve dudas que este año iba a correr esa distancia, de que este año iba a egresar como maratonista. Pero nunca pensé, como me doy cuenta hoy mirando hacia atrás, todo lo que iba a vivir, todo que iba a ganar en ese camino de preparación.
El running se transformó en algo importante en mi vida, es una actividad a la cual le dedico mucho tiempo y disfruto de hacerla, pero no siento que reemplace nada de lo que ya tenía, de las personas que ya me venían acompañando siendo amigos/as, mi familia, etc. Para mí el running surge en mi vida para sumarse.
La realidad de que el running llego para sumarse se ve reflejada en las personas que conocí y que hoy sin dudas puedo decir que son mis amigos/as, encontré un grupo de personas muy bueno, cada una de ellas con sus ideas, con sus convicciones, con sus días buenos y malos. De estas personas he sacado cosas muy positivas. Aunque parezca así, y creo que nosotros también lo creemos, no siempre hablamos de correr y todo lo que implica, también hablamos de las personas, compartimos alegrías y tristezas, nos damos palabras de aliento y abrazos de contención. Vi llorar y reír, vi enojos y alegrías, y está bien que sea así porque esa es la esencia de las personas.
Con parte de este grupo de personas de las cuales soy parte con mucho orgullo, absolutamente apasionado por el running, compartimos lo que se llaman fondos que es correr distancias largas a un ritmo tranquilo. En estos encuentros para fondear también se puede apreciar la solidaridad y no dejo de sorprenderme por la capacidad de integración que tenemos, sin ningún tipo de celo y egoísmo, cualquier corredor que tenga ganas puede hacer estos fondos con nosotros los domingos que es el día que corremos fuera de los límites del Running Team o por decirlo de otra manera entrenamos solos. Por eso mantenemos lazos con aquellas personas que por diferentes causas se han ido del Team, esa situación para nosotros es irrelevante, son simplemente movimientos de la vida que no nos afectan, no nos olvidamos de que el que se va sigue siendo la persona con la cual compartimos momentos.
Durante todo este año mi gran objetivo fue la maratón, entrene mucho, corrí varias carreras, viaje para correr, compartí y mucho más, todo con un disfrute absoluto, hasta llegar al gran día. Ese día me levante temprano, se largaba 7.30 y quería estar en la manga con tiempo para no quedar muy atrás del arco de largada, esto permite no perder demasiado tiempo esquivando gente que tiene un ritmo más lento que el propio, piensen que había algo así como 9000 corredores, sin dudas una fiesta del running. Por elección fui solo, pedaleando hasta el lugar del encuentro con el profe y el resto del Team, ese fue mi primer momento de concentración, de pensar en lo que venía, ya estaba ahí yendo a correr los 42k, sentía la adrenalina y muchas ganas de correr lo cual como primera medida para mí era un buen indicador. En el entrenamiento con la constancia también aprendes a conocerte o como se suele decir a escuchar tú cuerpo. Llegue más que temprano al gazebo del Team, el profe ya estaba organizando, y poco a poco fueron llegando mis amigos/as corredores , entre ellos otros que si bien no corrían fueron a alentar, a pararse en los kms claves para darnos un empujón anímico, para hacernos sonreír, para convencernos de que era imposible no llegar, y créanme fue así, verlos ahí dejando su tiempo por nosotros, gritando, alegrándose de nuestro éxito desinteresadamente, para mí fue conmovedor y motivador al mismo tiempo. Puedo decir que en el momento previo al inicio de la carrera estábamos muy emocionados, con mucha adrenalina, con ganas de correr, se notaba, no era necesario que te lo dijeran, luego de tantos kms corridos juntos nos conocemos muy bien. Abrazos, risas, fotos, gritos de aliento, luego de un rato ya estando todos nos juntamos para el aliento final y fuimos rumbo a la manga. Eran las 7 de la mañana cuando estábamos listos pero aun quedaba media hora de espera, a estas alturas cada uno tiene su propio ritual, cada uno se concentra, piensa en lo planificado, no es habitual que larguemos todos juntos, cada uno busca su espacio para esperar el comienzo. Una vez que la cuenta regresiva llega a cero, se larga y es la hora de la verdad. Al cruzar el arco de largada prendo el reloj así controlo mi propio tiempo y ritmo, desde una semana antes de la carrera me sentía muy optimista, estaba muy bien entrenado, tenía planificado el ritmo, sabia las distancias de los puestos de hidratación, estaba motivado y en los momentos duros de la carrera tenía toda la confianza de que la cabeza me iba acompañar para lograr mi objetivo. Por eso corrí a 5 min / km los primeros 24 km, la idea era mantener un ritmo constante y luego si las piernas daban correr un poco más rápido. El tiempo que buscaba al finalizar la carrera era entre 3,30 hs y 3,40 hs, pero algunos días antes de la carrera a un amigo que corrió le dije en vos baja como si fuera un secreto importante, voy a llegar antes de las 3:30 hs, no lo sé, quizás suena soberbio pero me tenía esa confianza. En el km 24 me encuentra el profe que venía buscándonos en bicicleta en sentido contrario a la carrera, me pregunta como venia, me dio aliento y me dijo desde ahora deja de mirar el reloj y dale que vas bien. Esas palabras me dieron más confianza aun y empecé a correr de acuerdo a lo que mis piernas estaban dispuestas a dar, pensé voy a correr como si esta fuera la última carrera, voy a dejar todo, si por algún motivo luego de esta maratón se me va la motivación por el running, voy a estar satisfecho porque acá lo deje todo. Y así fue, baje el ritmo de los 5 min /km en el resto de los kms.
Durante la carrera fui cruzando amigos/as corredores, con los cuales se intercambian saludos y palabras de aliento, este es un lindo ritual del running. Ya en los últimos 2 km sentía las piernas duras y obviamente el cansancio de todos los kms ya corridos , pero hice el esfuerzo necesario para no bajar el ritmo, no queda nada me decía, no queda nada. En camino a la llegada la recta final, mucha gente esperaba, gritos, aliento, algunos conocidos, otros no. Cruzo el arco de llegada paro mi reloj y marca 3:22,22 mucha felicidad, pero mucha, ni siquiera ahora puedo explicar la sensación de alegría de ese momento, más allá del tiempo en si, por haber llegado, por ganarme a mí mismo, por poder cumplir con mi objetivo superándolo. Luego de caminar lentamente, saboreando el logro, tratando de grabarlo en la mente, llegan los abrazos con los que estaban en el gazebo, felicitaciones y otros gestos de cariño impagables. Con mi victoria en la mano era el momento de esperar a mis amigos/as que aun no habían llegado para felicitarlos y abrazarlos por su victoria.
El Running se Vive por Jorge Fernandez
Hermosa crónica. Jorge es lo que escribió. Sencillo, honesto, de buenos sentimientos. Felicitaciones por lo que te propusiste y lo que lograste. Hoy en día yo cuestiono y me asombro de la fragilidad de los lazos afectivos, que se cortan y se rompen por mínimas cuestiones. Pero debo reconocer la fortaleza de los lazos afectivos logradas en el grupo Neo. Gracias Jorge por compartir tus sentimientos.